¡Hola!

Soy Estela, pero desde hace unos años, también me llaman Cata.

Aunque no considero que tenga un nombre complicado, desde siempre me lo han
cambiado… Esther… Estrella… Adela… Y por fin, a día de hoy, han encontrado un nombre que cambiarme, y que no me molesta para nada. Y es que Cata, más bien La Mama Cata, eran y es mi bisabuela y abuela.

Vengo de una familia que tanto por parte de padre como de madre y abuelos, me han enseñado a vivir en igualdad. Igual de luchadores fueron mis abuelos, como mis abuelas, tanto mi padre como mi madre, y todos y cada uno de ellos tenían voz y voto, al igual que los hijos e hijas.
Y como mujer que soy, no puedo sentirme más orgullosa de los ejemplos que he tenido con Torcuata, Enriqueta, Isabel (mis abuelas) y Ana (mi adorada madre). Me enorgullece tanto la familia que me ha criado y enseñado, que es lo que intento enseñar a los míos. Adán, ya todo un buen adolescente, y Eloy un pequeñajo también con gran corazón como su hermano.

Por ellos tomé la decisión de emprender, de buscar un camino que me permitiera estar presente en su día a día, de que me tuvieran en cada momento que me necesitaran… Y también la tomé por mi, porque no quería perderme nada de ellos, el tiempo pasa volando, y quiero tener mil recuerdos bonitos con ellos y que ellos los tengan de mi.

Y así, ya son varios años, casi tantos como 10 que trabajo libre, desde casa… Empecé en un pequeño cuarto (muy muy pequeño), hasta ahora, con mi taller de unos 80 metros cuadrados. Una maravilla.

Agradecida con la vida y con lo que me regala este proyecto, recibo vuestra confianza, vuestras felicitaciones, y con cada pedido, con cada mensaje vuestro de agradecimiento, me doy cuenta de que el esfuerzo, las jornadas maratonianas y las noches en vela… valen la pena!